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martes, 19 de julio de 2011

Capítulo 18 **Cellar Door** (Escape the Fate)

…………………………………………………………….. (MATT)
Sus claros ojos azules, llenos de preocupación, observaban inquietos a su amiga, “dormida” en una pequeña cama blanca. Desde el primer momento en que la vio, supo que iban a ser buenos amigos y que siempre la protegería. Ella era su pequeña princesita. Pero ahora la miraba impotente sabiendo que no había podido protegerla.
Estaban en una pequeña habitación color arena. Solo había una pequeña cama dónde se hallaba su amiga y una mesita de noche junto a ella.
Él y sus amigos, habían estado haciendo turnos, para quedarse con ella, durante estos dos días que llevaba “dormida”. Cuando llegaron al gobierno, un grupo de guardias los habían recibido. A Alana se la habían llevado a parte para hacerle unas cuantas preguntas sobre lo que había pasado, aunque no acababa de entender por qué la estaban reteniendo tanto y no dejaban que supieran nada de ella. Luego se habían llevado a Selene para tratar sus heridas y aunque éstas no habían sido muy graves,  los cazabrujas encargados de curarla no habían sabido decir exactamente si iba a despertar o no. Solo de pensar en que Selene no despertara jamás se le revolvían las tripas. En esos momentos alguien tocó suavemente la puerta y entró. Gun muy pálido y mucho más delgado que de costumbre avanzó hacia Matt a paso lento:
-Ya es hora del cambio de turno ¿no? Me toca…
-Pero si te tocó antes…
- Le he cambiado el turno a Ashley, además ya no puedo decirle que vuelva porque se acaba de ir de compras, además tampoco me importa, quiero estar aquí cuando despierte Selene.
-Pero Gun… puede que no despierte. Los cazabrujas nos dijeron….
-¡Me da igual lo que dijeran! Selene va a despertar. Lo se. Además todavía tengo que enseñarle a jugar al Call of Duty, y le tengo que dar una paliza al DDR…
Matt lo miró con cara de preocupación. Se notaba que llevaba varios días sin apenas dormir, tendría que descansar o caería él también enfermo. Aunque no es que los demás hubieran dormido tampoco, la única que lo hacía era Ashley.  Mousy dormía unas cuantas horas y las otras, se las tiraba con los enfermeros que habían tratado a Selene intentando encontrar una posible cura. Y Liam… lo habían visto muy pocas veces, y estaba muy desmejorado. Tenía muchas ojeras de no haber dormido nada, y siempre andaba muy malhumorado y agresivo. Solo había aparecido el tiempo justo y necesario para saber si había mejorado Selene.
-Matt, tú también necesitas descansar, así que venga, que me quedo yo.
-Está bien – Dijo Exasperado Matt dirigiéndose hacia la puerta. – Espero que sintiendo nuestra presencia  despierte algún día.
Y dicho esto desapareció por la puerta.

………………………………………………………………….. (ALANA)
La chica estaba en un rincón de la celda en la que la tenían encerrada, acurrucada sin fuerzas para poder moverse. No sabía cómo sería el infierno, pero aquello era lo más parecido que había vivido. No sabía cuantos días habían pasado, ni cuánto tiempo la habían estado torturando. Tampoco sabía si era de noche o de día, solo podía sentir dolor. Hubiera preferido enfrentarse a Alan mil veces antes que la tortura. No entendían por qué la estaban torturando física y psicológicamente… No tenía ni idea de qué era lo que guardaba su abuela, lo del consejo de los 13 sabios y por supuesto era absurdo que la acusaran de estar compinchada con Alan. Ya se lo había repetido un millón de veces, pero parecían no hacerle caso. Todo el tiempo que permanecía allí y no la torturaban se la pasaba pensado en como estarían sus amigos: Liam, Erik, Matt, Selene… Hacía días que no sabía nada de su amiga, de si estaba viva o muerta, y cuando preguntaba le respondían que solo se lo dirían si contaba la verdad. Todas las heridas que tenía provocadas por las torturas se iban regenerando poco a poco, pero al día siguiente volvían a torturarla y volvía a hacerse nuevas heridas. Aquello le recordaba a un mito griego que habían dado en el colegio. Un Dios llamado Prometeo, que había sentido lastima por los humanos, les había dado el fuego, pero Zeus enfadado con este porque pensaba que lo humanos no se lo merecían, castigó a Prometeo a estar encadenado en una montaña. Todas la noches un águila llegaba y devoraba las tripas de éste, pero como era un dios no moría y así, por el día se curaba, para todas las noches volver al mismo castigo. Un tormento que nunca acabaría. Lo mismo le estaba sucediendo a Alana.
Ya llevaba mucho tiempo sedienta y no lo pudo aguantar más. Intentó ponerse en pie, pero no lo consiguió, cayó de rodillas pesadamente haciéndose mucho daño en las piernas. Se arrastró hacia la puerta y con pocas fuerzas empezó a aporrearla. Sus dedos sangraban, y las manos le dolían una barbaridad.
De repente alguien entró por la puerta llevándole una jarra de agua. Se la tendieron y la chica la agarró con avidez, dando grandes sorbos de agua.
-Despacio- Habló una voz familiar- si bebes así te atragantarás.
La chica levantó débilmente la cabeza y vio allí a Shawn, mirándola compasivamente.
-Shawn, ¿Qué estás haciendo tú aquí?- preguntó Alana sorprendida.
-Ssshh- le acalló la agente- tenemos poco tiempo.
-Por qué me están haciendo esto- empezó Alana con ganas de llorar, pero no tenía fuerzas ni para eso- Yo no sé nada de lo que me preguntan, no conocí apenas a mi abuela, no sé nada de los 13 sabios ni de la “puerta”. ¡Y me acusan de estar con Alan!
-Puede que no tengas idea de todo eso, pero sí de lo que abre la “ puerta”. Tenemos constancia de que Agnes custodiaba una de las claves para poder abrirla…
-De verdad que no se nada, si lo supiera ya os lo habría dicho, ¡Pero es que no lo sé!
Shawn la miró decepcionada.
-Alana estoy intentando ayudarte, pero no me lo pones nada fácil.
Alana bajó la cabeza exasperada mientras unas lágrimas corrían por sus mejillas. No sabía que más decir.
-Vamos- Dijo la chica- el equipo te está esperando.
Alana asustada se acurrucó en la pared, sabía muy bien lo que aquello significaba.
……………………………………………………………………………………….. (LIAM)
No hacía más que dar vueltas por los pasillos de aquél maldito edificio, furioso como nunca lo había estado en su vida. ¿Cómo podía pasar aquello? ¿Cómo podían acusar a Alana de cosas así sin saber nada? ¿Cómo podían estar… torturándola? Y lo peor de todo es que él, Liam Blackborn, no podía hacer nada por ella. Sólo podía ver con impotencia, cómo torturaban a lo que más quería en el mundo delante de sus propias narices. Siempre había pensado en su gobierno como un grupo de cazabrujas profesionales y justos, que dictaban las leyes sabiamente, pero se había dado cuenta de que aquello era un gobierno inútil e incompetente que culpaba a gente inocente de delitos que no había cometido. E incluso torturaban a personas, aun sabiendo que éstas no tenían ni idea de lo que se les interrogaban. Pensar en todo eso lo ponía más enfurecido de lo que ya estaba. Siguió dando rápidos pasos por los pasillos, inquieto, con la mirada clavada en el suelo para evitar mirar a nadie. Sabía que si cruzaba su mirada con la de alguien de allí, se abalanzaría sobre quién fuera y le golpearía con tanta rabia que acabaría por matarlo, y eso no le iba a ayudar precisamente en estos momentos. Estaba demasiado enfadado si quiera para hablar con sus amigos. En aquellos dos días se había acercado unas cuantas veces a ver como estaba Selene y por su mal humor casi llega a las manos con su mejor amigo Gun, que estaba muy preocupado por la chica. Después de aquella escena le había dirigido una rápida y desganada disculpa y se había esfumado de allí.
Nunca podría olvidar las imágenes de Alana siendo torturada dos días antes…
-“Alana Firesoul, nieta de Agnes Firesoul, miembro del consejo de los trece sabios y portadora de “El secreto”; se te acusa de haber ocultado información referente a “La puerta” y de ser cómplice del fugitivo Alan Blackborn” – había dicho aquel hombre de aspecto severo y vestido con un traje gris apagado. Sus ojos negros parecían relucir con intensidad bajo los focos de las luces que había en el techo.
-¿A mí? – Dijo Alana con incredulidad - ¿¡Cómo pueden acusarme de ser cómplice de Alan Blackborn?! ¡Mató a mi abuela!
-Estamos al corriente. Pero eso no tiene nada que ver, puede que odiaras a tu abuela y te aliaste con Alan para matarlo. Además, ella es la guardiana del secreto y de uno de los objetos que abren “la puerta” – Explicó aquél señor – Dos pájaros de un tiro, como suele decirse.
-Eso es lo más ridículo que he oído en mi vida – siseó Alana - ¿Quién es usted? ¿Con que derecho me acusa de todo?
-Soy Geoffrey Steward, capitán del ejército de cazabrujas de Landfield. – Contestó – Y tengo todo el derecho del mundo ya que eres nuestra principal sospechosa.
-¿Pero qué es lo que está diciendo? – preguntó enfadado Liam que se hallaba tras el cristal que había en la otra sala contigua a la del interrogatorio. Por aquél espejo se podía ver toda la sala, en la otra parte solo se veía el reflejo de la persona que miraba. - ¡Alana es inocente! – gritó Liam
-No servirá de nada – Liam se giró y vio que uno de los guardias vestidos de negro le había hablado – No te pueden escuchar.
El chico volvió la cabeza de nuevo a la escena que tenía ante él.
-Muy bien, ya he respondido a tus preguntas sinceramente – dijo el capitán – Ahora espero que tú también lo hagas.
Calló un momento mirando a Alana esperando su contestación. La chica solo asintió.
-Bien. Como sabrás tu abuela, Agnes Firesoul, formaba parte del consejo de los 13 sabios…
-No, no lo sabía – contestó Alana
-… y que era la portadora de el o los objetos que abren “la puerta” – continuó el hombre sin escucharla – queremos saber qué son esos objetos y dónde los guardaba.
-No lo sé, no sé qué son esos objetos, no se quiénes son los 13 sabios y no sé qué es esa “puerta” – dijo Alana empezando a impacientarse.
-Los objetos que abrían la puerta, uno de ellos es la espada del tercer héroe, eso si sabes lo que es ¿no? – habló Shawn por primera vez desde un rincón.
-Si – asintió Alana – la espada fue robada de Battle Cross.
-Exacto, y los planos de Hollow Castle – continuó Shawn – Queremos saber dónde están los demás objetos que abren la puerta, pero no sabemos qué forma tienen. Si Alan se hace con ellos antes que nosotros las cosas se pondrán muy feas – La chica miró al capitán Steward y después a Alana – Tu abuela era una de las pocas personas que sabían la verdadera forma de los objetos… y pensamos que te lo podía haber revelado a ti.
-Pues no es así – dijo Alana – Nunca me contó nada de todo esto, no tuvimos mucho tiempo que digamos. Puede que si hubiera seguido viva… - comenzó la muchacha quebrándosele la voz – me lo podría haber contado, pero Alan la asesinó. Ya es demasiado tarde.
-De acuerdo, - señaló el capitán – supongamos que no sabes nada de eso, pero a lo mejor querías saberlo, pero ella no te lo contó y tú, enfadada, contrataste a Alan para que la matara, robaste los planos y la espada del tercer héroe. Ahora solo te faltan las otras “llaves” y podrás abrir la puerta.
-¿Estás sordo? Yo no estoy con Alan ¡Por Dios! He venido aquí porque me quiere matar, ¿Y usted tiene la cara de decirme que soy su cómplice? – La voz de Alana iba elevándose cada vez más – No sé nada de la espada, ni de los planos, ni de los puñeteros objetos, y mucho menos aún de esa “Puerta”. Si tantas ganas tienen de abrirla, llamad a un maldito cerrajero, ¡Pero déjenme en paz!
-Te crees muy graciosa ¿No es cierto? – el hombre miraba a Alana, quien estaba roja de rabia, con mucha tranquilidad. Eso a Liam le dio muy mala espina - ¿Qué me dices de Alan? Se rumoreo que te han visto con él…
-Mire señor – A Alana le temblaba la voz – si tuviera a Alan cerca de mí le aseguro que ahora mismo estaría muerto. Es cierto que he estado con Liam, su hermano. Shawn puede confirmarlo. Pero Liam no es para nada como su hermano, es buena persona.
Liam cerró los puños. Por lo menos no había dicho nada malo de él.
El señor siguió mirando un largo rato a Alana sin decir nada, hasta que por fin habló:
-Bien señorita Firesoul, me temo que no me queda más remedio que probar otras… tácticas para hacerla hablar. – Y elevando un poco más la voz dijo – Pasad por favor.
Alana y Liam clavaron su mirada en la puerta de la sala de interrogatorios, que se abrió y entraron tres hombres vestidos con ropa oscura.
-¿Quiénes son? – preguntó desconfiada Alana girando la cabeza de nuevo hacia el capitán Steward.
-Mi equipo – respondió éste – Chicos, ya sabéis lo que hacer.
Esas palabras a Liam n le gustaron nada, pero lo que pasó a continuación fue mucho peor.
Dos de los hombres cogieron a Alana de ambos brazos y la inmovilizaron. Antes de que nadie pudiera decir nada más, el tercer hombre había propinado un fuerte latigazo en la espalda de Alana. El alarido de dolor de la chica fue tan grande que retumbó en toda la sala e hizo que a Liam se le erizaran los pelos de la nuca. Pero eso no detuvo a los hombres, que siguieron torturándola.
-¡Alana! – rugió Liam abalanzándoles contra el cristal mientras oía a la chica gritar de dolor. Empezó a dar puñetazos y patadas al cristal, pero éste seguía intacto. – ¡Parad! ¡Dejadla en paz!
El hombre paró para que Alana pudiera oír al capitán Steward de nuevo:
-Muy bien, ¿Qué sabes sobre Alan, tu abuela, “la puerta” y los objetos que la abren?
La chica estaba de rodillas, con la espalda ensangrentada y  respirando entrecortadamente. Sus lágrimas caían en el suelo.
-No… No lo sé, lo juro – pudo contestar.
-Respuesta incorrecta.
El látigo volvió a descender sobre su espalda y la chica volvió a gritar de nuevo. Shawn apartó la mirada impotente y cerró los ojos. Aquello fue suficiente para Liam que se apartó del cristal y se dirigió hacia la puerta donde había cinco guardias.
-Apartad de ahí, tengo que salir – Ordenó Liam.
-No estamos autorizados – contestó uno de ellos – la señorita Wildlook ordenó…
-¡A la mierda lo que ordenó Shawn! – Cortó Liam furioso – quiero salir ya – fue a girar el pomo de la puerta, pero un guardia le empujó haciendo que el chico se golpeara contra la pared.
Liam sin poder aguantarlo más se abalanzó sobre aquél tipo. Tenía que salvarla como fuera. Pero la pelea duró poco ya que los otros cuatro guardias se le echaron encima. Al final acabó apoyado en la pared con dolor de estómago, producido por los puñetazos y una ceja partida. Pero no le importaba el dolor, solo le importaba Alana.
Volvió a mirar por el cristal y vio que la chica, a causa del dolor, había quedado inconsciente.
-Por hoy hemos terminado – concluyó el capitán – Encerradla, mañana la interrogaré de nuevo. No pararé hasta que me diga lo que quiero oír.
Los hombres se llevaron a Alana de la sala, seguidos de Steward. La última en abandonar la sala fue Shawn. A los pocos segundo ésta entró muy seria en la sala dónde se hallaba Liam.
-¿pero qué ha pasado aquí? – inquirió la chica mirando a Liam tirado en el suelo y sangrando por la ceja.
-Ha intentado salir señorita Wildlook – respondió uno de los guardias.
Shawn lo miró de arriba abajo.
-Vamos – le dijo a Liam, que se puso en pie desanimado.- Ven a mi despacho.
Cuando salieron de la habitación Liam miró con urgencia hacia todos lados del pasillo, pero no había ni rastro de la chica. Entraron en el despacho de Shawn y se sentaron. Liam sin nada de cuidado apartó unos papeles de la mesa y apoyó sus codos en ella.
-¿Quieres calmarte de una vez? – pidió Shawn bruscamente
-¿¡Me pides que me calme?! – Estalló Liam - ¡Joder ,Shawn! ¡La están torturando y quieres que me calme!
-Comportándote así no la vas a ayudar ¿lo sabes?
-Ni comportándome así ni de ningún otro modo, ¿Qué importa?
-Mucho, puedes acabar detenido por mal comportamiento Liam, además de meterla a ella en muchos más problemas. – Explicó la chica con gravedad – Eso solo empeorará las cosas para ti y ella.
-Ya, pero aunque yo me “comporte” ¿Qué pasará cuando se enteren los demás? Ellos no te escucharán.
-Por eso no se lo puedes contar – y viendo la cara de sorpresa de Liam añadió - ¿Queréis acabar todos encerrados o qué? No es una idea muy inteligente tal y como están las cosas
-Lo sé – suspiró Liam – pero…
-No hay peros que valgan. Mírame – Dijo Shawn al ver que Liam apartaba la mirada rebelde – Liam, mírame – ésta vez el chico hizo caso a regañadientes – No puedo ordenar al capitán Steward que pare porque él es mi superior. Pero voy a tratar de convencerlo. – Explicó – Sé que Alana no sabe nada y te juro que voy a hacer que la liberen.
-¿Es una promesa?
-Es una promesa – Finalizó Shawn firmemente”
Liam, cansado de pensar tanto en aquello, se dejó caer agotado contra un asiento que había en el pasillo. Todo era tan surrealista que a veces deseaba que eso no fuese más que una pesadilla de la que pronto despertaría. Pero era real.
Hacía dos días que no conseguía pegar ojo y la falta de sueño le agotaba cada vez más…
De repente alguien se paró frente a él. Liam, alzó la vista y se encontró cara a cara con el capitán Steward. Sus inquietantes ojos negros le miraban con cierta hostilidad.
-¿Qué está haciendo aquí? – le preguntó el hombre cortante.
-No sé, quizás esté esperando aquí tranquilamente a que acaben de torturar a Alana para poder volver a casa y enfrentarnos a mi querido hermanito que es un genio del mal – le contestó Liam sarcásticamente
-Eres tan desagradable como tu querida amiguita – señaló el hombre mirándole con desprecio.
-Dígame una cosa – dijo el chico entrecerrando los ojos - ¿Por qué tiene encerrada a Alana y la tortura cuando sabe perfectamente que ella no sabe nada?
-No lo hago por gusto ¿Sabe? Si la retengo aquí es porque sospecho que sabe más de lo que cuenta – explicó el cazabrujas.
-Ella no sabe nada ¿Por qué no me arresta a mí en vez de a ella? – Le retó Liam esforzándose por controlarse – Yo soy el hermano de Alan, podría tener mucha más información conmigo que con Alana. Déjela marchar y tortúreme a mí.
El hombre le miró fijamente un largo rato cuando por fin habló:
-Debería tener más cuidado con lo que dice Liam Blackborn – le advirtió – No tiente a la suerte. Le tendremos vigilado.
Liam le sostuvo la mirada desafiante mientras veía como aquel hombre se alejaba por el pasillo hasta que dobló la esquina y desapareció.
Sin poder contenerse más, el chico descargó un fuerte puñetazo contra la pared. El golpe hizo que le dolieran los nudillos y consiguió que se le despejara un poco la mente. Volvió a sentarse cansado, rezando para que soltaran a Alana de una vez.
…………………………………………………………………. (SELENE)
La chica llevaba un buen rato paseando en aquella extraña plaza. Era redonda, adoquinada y muy soleada.  En el borde había grandes columnas de clase jónica, con un arquitrabe encima bordeando toda la plaza. Cuando la chica se había asomado para ver que había al final de la plaza vio un gran precipicio. Estaba como en lo alto de una montaña.
La plaza estaba muy transitada, toda la gente iba de un lado para otro ajetreadamente y cuando llegaban al borde de la plaza, seguían andando hacia el horizonte como levitando. De repente, una pequeña niña se le quedó parada delante, mirándola fijamente como si esperara algo. La niña era muy bajita, una melena platino y vaporosa que se movía con la brisa que corría. Se parecía mucho a ella de pequeña, además iba vestida igual que Selene. Tenía un vestido largo hasta el suelo, blanco, de tirantes con unos broches de oro, y en el pelo una pequeña diadema de hojas de acanto. La pequeña tenía un aire muy griego.
La niña, que seguía mirándola con esa intensa mirada  color lila, le tendió la mano. Selene alargó la suya y se la cogió. Esta la guió hacia el centro de la plaza, donde había una pequeña puerta entreabierta. Entraron por ella y se encontraron en una especie de terracita, con muchos cojines y una persona sentada en el centro.
La persona se levantó, se giró y le tendió los brazos con una gran sonrisa en los labios.
-Señora directora… - Susurró Selene sorprendida
-Llámame Agnes querida.
Agnes Firesoul, la difunta abuela de Alana se encontraba allí, frente a ella, con una gran sonrisa.
-Me alegro de verla de nuevo. – Dijo Agnes mientras le daba un fuerte abrazo. – Ven, siéntate conmigo, tenemos muchas cosas de las que hablar.
······································································ (ALANA)
De la nada apareció una pequeña luciérnaga que iluminó con su tenue luz la celda en la que estaba encerrada Alana. La chica observó como el insecto revoloteaba tranquilamente sobre su cabeza, dando pequeñas vueltas en el aire.
Alana miró la puerta de la celda deseando que por ella apareciera alguien que le dijera que podía marcharse a casa, pero no había nadie. Hacía algún tiempo que ya habían dejado de llamarla para torturarla y se alegraba por ello. No sabía si era de noche o de día, y las horas y los minutos se le hacían eternos. No sabía nada de sus amigos, ni de Selene, que bien podría estar muerta ya. Si tuviera que elegir entre quedarse en esa celda meses o que volvieran a torturarla clavándole agujas entre las uñas, prefería lo primero. Sentía que si la torturaban una vez más se volvería completamente loca. El dolor era tal que acababa siempre inconsciente, después se despertaba en la celda con un dolor atroz y sin poder apenas moverse. Por suerte, su magia iba curando poco a poco las heridas que le infringían. Aun así, no sabía cuánto tiempo más podría aguantar, y Alana estaba planteándose seriamente inventarse todo, decir que era cómplice de Alan, inventarse la historia de su abuela, etc. para que al dejaran en paz de una vez…
De repente se oyeron unos pasos aproximándose seguido del ruido de la cerradura abriéndose. Alana hizo desaparecer la luciérnaga y se pegó todo lo que pudo contra la pared asustada. Por la puerta entró Shawn con media sonrisa en los labios.
-Shawn, por favor, no dejes que me lleven otra vez – suplicó la chica conteniendo las lágrimas
La cazabrujas se acercó a ella y se agachó para estar a su misma altura
-Tranquila – dijo mientras ponía una mano en el hombro de la chica – he recibido órdenes de dejarte en libertad. Ya ha acabado todo
Alana no podía creérselo, pero entonces vio la sincera mirada de Shawn y por primera vez en muchos días sonrió. La chica agradecida le dio un débil abrazo.
-Gracias – susurró casi sin fuerzas
-No hay de qué – contestó Shawn sonriendo ampliamente – aunque también deberías agradecérselo a Liam
-¿A Liam? – Dijo confusa Alana
Shawn asintió
-Sí, ha estado estos tres días como un loco exigiendo que te liberaran. Incluso se peleó con algunos guardias
-Pero ¿Esta bien no? – preguntó preocupada
-Por supuesto – dijo Shawn como si fuera obvio – Estamos hablando de Liam
-¿Y los demás…?
-No saben nada – señaló Shawn, y viendo la cara de sorpresa de Alana añadió:
-No les quise decir nada porque imagínate qué hubieran montado si se hubieran enterado, y eso habría sido muy malo, créeme
La chica asintió sin decir nada.
-Vámonos de aquí – dijo Shawn mirando el calabozo – te llevaré a mi despacho.
-Pero quiero ir a ver a…
-Todo a su debido tiempo. Primero tendrás que asearte y cambiarte de ropa ¿no crees?
Alana se miró. Estaba cubierta de sangre seca y sus ropas estaban rasgadas.
-Supongo que tienes razón – suspiró Alana
Cuando llegaron al despacho Shawn le indicó dónde estaba el baño. Al entrar Alana se quedó sorprendida, se imaginaba que el baño sería normal, nada más con un lavabo, pero resultó que también tenía ducha, toallero, y un mueble con perfumes, maquillajes… etc. Shawn le había explicado que mandó construir una ducha porque había veces en las que se tiraba en su despacho días sin poder ir a su casa.
Cuando salió de la ducha, Shawn le prestó alguna de sus ropas: Un vestido negro de tirantes pegado y una chaqueta oscura. También se ofreció a dejarle unos tacones, pero Alana se negó en rotundo a abandonar sus queridas converses negras.
Después salieron en busca de sus amigos. Mientras recorría los pasillos del edificio se encontraron a otros cazabrujas, que las miraban con desaprobación, otros en cambio las evitaban. Al girar una esquina y entrar en otro pasillo encontraron a Liam, dando vueltas ansiosamente sin poder estarse quieto. El chico, que tenía su vista clavada en el suelo, pareció notar la presencia de alguien y levantó la cabeza. Su mirada se clavó al instante en la de Alana. Liam dijo algo en voz baja, aunque, Alana imaginó que la había nombrado, y corrió hacia ella.
Ver a Liam fue como ver un rayo de luz en la oscuridad. No recordaba haberse alegrado tanto por ver a alguien en toda su vida. El chico, al llegar junto a ella, le envolvió en un gran abrazo, aunque con cuidado de no hacerle daño.
-Por fin – dijo aliviado - ¿Estas bien? – le preguntó mientras cogía el rostro de Alana con ambas manos y la miraba ansioso.
-Sí,  - suspiró la muchacha cerrando los ojos – solo estoy un poco cansada
-Pero… ¿Las heridas…?
-Tranquilo – le alivió la chica – mi magia las curó
Liam apoyó su barbilla en la frente de Alana y la estrechó con un poco de más fuerza.
-Menos mal que estás bien…
Shawn, que los miraba nerviosa y temerosa a la vez, por si sus superiores cambiaban de opinión y volvían a encerrar a la chica les instó:
-Vamos, vuestros amigos os esperan.
Los tres chicos se encaminaron hacia la habitación en la que se encontraba Selene. Cuando entraron en ella se encontraron a todos los demás allí reunidos. Matt al verla fue corriendo a abrazarla.
-¡Honey! – Dijo medio llorando - ¿Dónde has estado todo este tiempo? Hemos estado muy preocupados por ti…
-Me han tenido en una celda… - Dijo Alana intentando restarle importancia
-Sí, mientras no te estaban torturando – Continuó Liam visiblemente irritado.
De repente alguien la abrazó fuertemente. Era Erik, quién estaba muy serio y preocupado.
-¿Estás bien? Pesábamos que nada más que te estaban interrogando, no teníamos ni idea de que te estaban torturando. Nos dijeron – continuó irritado mientras miraba a Liam – que solamente te estaban haciendo unas preguntas.
-Lo siento, fue mi culpa – Dio un paso adelante Shawn – yo le dije que no os dijera nada…
Alana se deshizo de los brazos de Erik y preguntó preocupada:
-Pero… ¿Cómo está Selene? ¿Se encuentra ya mejor?
Todos se apartaron para dejar que la viera. La chica estaba en una cama aparentemente dormida. Su cabello platino le caía al lado de cama en cascada.
La chica creyendo que solo dormía se acercó corriendo hacia su amiga y la zarandeó delicadamente para despertarla:
-Selene… Selene despierta… - pero algo iba mal, la chica no despertaba.
-Honey… - dijo con toda la delicadeza posible Matt – Lleva así desde que llegamos… Los médicos han dicho que… a lo mejor… no despierte nunca…
…………………………………………………………………… (SELENE)
Selene seguía allí plantada, muy sorprendida. ¿Dónde estaba? ¿Se había muerto? ¿Por qué estaba hablando con alguien que sí que había muerto? La chica no comprendía nada.
-Venga vamos, no te quedes ahí parada – Volvió a decir Agnes – Despidámonos de la pequeña Selene y sentémonos.
Selene se giró extrañada al escuchar su nombre. ¿La pequeña Selene? La niña se había soltado de su mano. Le sonrió muy dulcemente y salió por la puerta, que desapareció al cerrarse. Selene seguía observando sin comprender.
-No me digas que no te habías fijado que eras tú de pequeña – Rió la mujer – Vamos jovencita, tenemos mucho que hablar, y poco tiempo…
La mujer se sentó en uno de los grandes cojines color verde oscuro y se la quedó mirando, esperando que se sentara ella también.
Selene que a pesar de no salir del asombro, consiguió moverse y se sentó en otro de los cojines, frente a la anciana.
-¿Estoy muerta? ¿Es esto el cielo? – Preguntó la chica confusa. - ¿Dónde estoy?
Agnes sonrió amablemente – No querida, todavía no ha llegado tu momento, de hecho… todavía tienes mucho que hacer y un objetivo que cumplir.
-Pero, si no estoy muerta, ¿Dónde estoy?
-Estás en una especie de Limbo, un submundo paralelo llamado “Shilae”
-Shilae… Me suena mucho ese nombre – Se extrañó Selene
Agnes volvía a sonreír, animándola a recordar.
-Creo que una vez soñé que una mujer de una cabellera morada muy muy larga, se me presentaba en mitad de mi día de compras y me llamaba “Shilae”, luego se transformaba en un vale de compras gratis infinitas y yo seguía comprando.
-Sí, la antigua Shilae se aparece con muchas apariencias distintas, pero la cabellera morada es una de sus distinciones.
-¿Quién es esa tal Shilae, y por qué se llama igual que éste sitio?
-¿Alguna vez has escuchado el nombre de Eolande*?
Selene negó con la cabeza, nunca había sido su fuerte historia de la magia, solía quedarse dormida en clase con frecuencia.
………………………………………………… (AGNES)
Morwen Lossëhelin fue una joven elfa nacida en Belphoebe. Era hija de una familia campesina bastante pobre. Un día, cuando Morwen se dirigía hacia el pueblo para comprar la comida necesaria para pasar el arduo invierno se dice que se encontró con un grupo de maleantes que intentaron robarle el poco dinero que tenía. La chica, muy asustada intentó huir pero los maleantes la tiraron al suelo. La chica se dio un golpe en la cabeza y quedó medio mareada, pero en seguida volvió a ponerse en pie, como poseída por una energía nueva e hizo aparecer una gran bola de fuego, hielo y electricidad. Fue la primera elfa que nació con poderes mágicos dentro de su clan y por ello fue desterrada de su pueblo. Todos la temían porque aparte de tener el pelo morado, que entre los elfos era algo sumamente raro, dominaba tres clases de magia, lo que hoy en día sería una trisollertiae. Ni los humanos eran capaces de tal cosa.
La joven elfa salió del pueblo y viajó por todo el mundo intentando encontrar su lugar. Al poco tiempo se le acabó el dinero que tenía y del hambre calló desvanecida. Cuando despertó Morwen se encontraba en una plaza, en lo alto de una montaña. Allí también había un grupo de sacerdotes y sacerdotisas de todas las clases que decían llevar esperándola mucho tiempo.
Le contaron que desde el inicio de los tiempos había habido una orden secreta de sabios brujos que se había dedicado a proteger el mundo y cumplir con muchas labores. Entre ellos siempre había habido alguien que manejaba tres elementos y por tanto contaba con más sabiduría. Éste grupo de sabios brujos acogió a Morwen dentro del clan llamado Shilae y la rebautizaron como Eolande que significa joven flor violeta.
Shilae se dedicó durante muchos y largos años a ayudar al bien del mundo hasta que un día murió de vieja. El consejo de sabios se ha dedicado a buscar a la nueva elegida durante todos estos años. Se cambiaron el nombre y se hicieron llamar “Los 13 sabios”, camuflaron sus intenciones y fingieron ayudar al gobierno de los brujos y brujas, aunque siempre han sido fieles a sus propios propósitos. Y por fin, tras una larga espera hemos encontrado a la nueva elegida…
………………………………………………. (SELENE)
La chica había quedado fascinada con toda aquella historia de Eolande y el consejo de los sabios. Siempre le habían encantado las historias de aventuras y héroes. Miró a la directora con unos ojos muy emocionados y preguntó:
- ¿Quién es la nueva elegida? ¿Otra joven elfa de pelo precioso? ¿O tal vez una princesita raptada de las manos de sus padres?
Agnes sonrió afablemente
-¿Todavía no has entendido nada, verdad?
Selene la miró sorprendida. Claro que lo había entendido todo, la historia no era tan difícil de entender. Lo que no acababa de entender era por qué le contaba todo eso a ella.
-Lo único que no entiendo es que tiene todo esto que ver conmigo. ¿Qué hago yo aquí en Shilae, la ciudad de los 13 sabios? ¿Qué hace usted aquí si está muerta? ¿Y por qué me cuenta todo esto? Yo estaba con mis amigos, peleando contra los hombres de Alan y de repente me empezaron a venir imágenes de Alana con alguien muerto en brazos. Esas imágenes eran cada vez más fuertes y constantes y me producían un dolor insoportable. Luego creo que me desmayé y aparecí aquí… no entiendo nada. Yo solo quiero volver con mis amigos, saber si están bien, ¡si les ha pasado algo!
-Tranquila mi pequeña niña, como ya te dije, tengo mucho que explicarte. – Dijo tranquilamente Agnes – Como veo que no has acabado de entender lo que he querido decirte, te lo explicaré de otra manera: ¿Cuántos poderes eres capaz de controlar?
-Dos – Dijo Selene como si fuera obvio – Soy una Bisollertiae, controlo el Viento y la Electricidad.
-Vamos querida, piensa bien. ¿Cuáles son los tipos de mago que existen?
-No sé, hay varios tipos: Están los que manejan las magias elementales, los que manejan la magia negra, los que manejan la magia blanca, la curativa, de defensa, los poderes mentales, el destino… Hay muchos, y dentro de estos están los….
-Si, pero centrémonos en los que manejan los poderes del destino.
-Pues dentro de los fatuos hay varias clases: los propinquos**, los vetus*** y los longuinquos***. Luego también están los frikis que manejan dos o las tres habilidades a la vez, pero es raro encontrarlos…
-¿Y tú me decías que antes de desmayarte estabas teniendo una visión muy fuerte no es así…?
Selene se quedó muy sorprendida.
-Sí, pero todos los magos pueden tener visiones, no es nada especial.
-Si, de hecho yo soy una fatuo que puede ver el futuro cercano, y todos pueden tener pequeñas visiones. Lo que es raro, es que una visión sea tan fuerte y tan real que sientas lo que siente tu visión, que incluso haga desmayarte y perder el conocimiento…
Selene seguía muy sorprendida. ¿Qué le quería decir la directora? Era imposible que ella fuera una fatuo, sino se lo habrían detectado nada más entrar en el colegio. Además si ella fuera también fatuo, eso la convertiría en una…
-Así es, eres la nueva Trisollertiae. – Afirmó Agnes leyéndole la mente.
La chica la miró asustada, ¿Cómo le había leído la mente? Estaban ocurriendo unas cosas la mar de extrañas. ¿Por qué le ocurría todo esto a ella? Empezaba a estar realmente asustada.
-Vamos, vamos, no tienes que estar asustada. Aquí en Shilae todos estamos conectados. Todos sabemos lo que pensamos los demás, incluso si tú te concentras podrás escuchar lo que pienso… Pero bueno, vayamos a lo importante. Como ya te dije, eres la nueva Trisollertiae, lo que te convierte en una más de los Shilae, de hecho en la más importante.
Selene fue a contestar que se tenía que haber un error, que ella no podía ser eso que le estaban diciendo, pero Agnes no la dejó y siguió hablando:
-Ahora debemos reunirnos con los demás sabios. Allí te lo explicaremos todo mucho mejor. Luego serás rebautizada, mi pequeña Náyade, y se te dirá tu nuevo cometido. Como sospecharás no podrás informar a nadie sobre ésta organización ni sus propósitos. Luego se te enseñará a controlar todos sus poderes y a usarlos mejor. Vamos, no tenemos tiempo que perder.
Agnes se levantó y la agarró del brazo. Frente de ella apareció una puerta entreabierta. Al otro lado de la puerta se escuchaba el sonido de una cascada, y provenía un fuerte olor a bosque. Selene se paró en seco, y por último, antes de entrar por aquella puerta, preguntó:
-Pero… ¿Y mis amigos? ¿Volveré a verlos…?
-Todo a su debido tiempo Náyade, todo a su debido tiempo…
Ambas entraron por la puerta, hacia aquél extraño bosque. Lo último que llegó a sentir Selene fue que se dirigía hacia su destino por un camino que no tenía vuelta atrás. Iba a vivir su propia aventura y no tendría nadie a su lado que la ayudara ni la aconsejara. Iba a sentirse realmente sola. Por primera vez en mucho tiempo se sintió sola. Cómo un niño pequeño al que le han arrebatado a su madre y le han abandonado en mitad de la nada. Pero tenía que confiar, no sabía por qué, sentía como que aquello era su destino y lo había sabido desde siempre…



FIN DEL CAPITULO
*Flor violeta
** Ven el futuro cercano
*** Ven el pasado
**** Ven el futuro lejano

2 comentarios:

  1. Alaaah, desde luego ni en un millón de años lo hubiese imaginado. Muy bueno chicas que manera de darle la vuelta a la historia. Pobre Alana :( Hasta el proximo cap.

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  2. =D!! Graciaaaaaaaaaaas! y hasta el proximo capi =)

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