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viernes, 13 de mayo de 2011

Capitulo 6!! (T.T nos alegramos mas que nunca xD) **Too close for comfort** (McFly)

“Q hay Cenicienta, te spero el sábado a ls 10 la noxe en el parq oeste ;)
Buenas noxes, sueña cnmigo!”
Alana se puso totalmente colorada. Matt que estaba con la “antenita puesta” lo notó. Sin decir una palabra, rápido y silencioso como una pantera, le quitó el móvil de las manos, empezó a leerlo. De repente empezó a pegar gritos y saltos como un histérico, haciendo que algunos chicos que estaban en la sala, dieran un bote del susto. Lo mismo le pasó a Selene, sólo que ésta se tropezó y cayó de bruces al suelo.
-¿No sabes que quitar los móviles y leer mensajes privados es de mala educación? – le regañó Alana molesta, arrebatándole el móvil al emocionado Matt.
Tay seguía sentado pensando en la jugada aprovechando la distracción de su contrincante.
-¡Bien! -  gritó Matt sin hacer caso del comentario de Alana. De fondo se escuchaban voces intentando acallar la voz histérica de Matt - ¡Decidido! El sábado por la mañana nos vamos de compras.
Selene al oír la palabra “compras” se le iluminaron los ojos y puso cara de ilusión.
-¡Siii! ¡Compras! – gritó contenta la chica.
Los pocos alumnos que había en la sala viendo que no se callaban, acabaron yéndose con resignación a sus habitaciones.
-¡Hay que trazar la ruta! – Informó Matt mientras hacía aparecer un mapa del pueblo - ¡Se llamará operación caza!
Selene famélica empezó a saltar alrededor del muchacho diciendo cosas muy rápidamente sin que se entendiera y poniéndose cada vez más rojas por no respirar. Acabó atragantándose y empezó a toser, pero eso no fue impedimento para que se estuviera quieta.
-Ya sé que debería acostumbrarme a esto, pero cada día son más molestos – le oyó Alana decir para sí mismo a Tay.
Éste con un último movimiento dio jaque mate al rey de Matt.

El sábado por la mañana Selene despertó a Alana muy temprano y aunque ésta se quejó e intentó quedarse en la cama, Selene con un sencillo movimiento de muñeca hizo que un vendaval levantara el lacio cuerpo de Alana y la soltara en el suelo.
-No sé por qué te resistes a mí – comentó altivamente Chibiyue – siempre acabas perdiendo.
-Algún día te acordarás de mí, pequeñaja -  le contestó Alana furibunda mientras le levantaba torpemente del suelo.
De repente se abrió la puerta de su habitación y apareció Matt muy arreglado.
-¿Listas señoritas?, la operación caza comienza ¡YA!
-------------------------------------- ???
Corría como alma que lleva el diablo por los pasillos de Battle Cross, estaba sudoroso y asustado. Tenía que llegar a su destino ya. Cuando giró la esquina, se sintió un tanto aliviado al ver la puerta. Normalmente llamaba y esperaba a que le autorizaran a entrar, pero ese día no podía andar perdiendo el tiempo. Abrió la puerta sin más.
-¡Señor director! – Dijo el hombre sin aliento – Tengo que hablar con usted.
El despacho del director era grande, imponente y frio. Tenía estanterías y armarios llenos de libros y papeles. En el centro de la sala había un gran escritorio de mármol blanco con papeles y plumas, todo desordenado. El director levantó la vista sorprendido ante tal entrada.
-Profesor O’donnel – dijo indignado el director - ¿Qué formas son esas de entrar?
-¡Es urgente! ¡Le han robado! – gritó desesperado el profesor.
El director, blanco como la pared, se le quedo mirando fijamente.
-Explíquese – habló lentamente.
-La espada del tercer héroe ha sido robada.
……………………………………….. (ALANA)
Llevaban horas comprando y buscando los trajes perfectos.
Matt y Selene ya habían encontrado su traje para el baile, pero Alana no acababa de decidirse.
-El morado te queda mejor – opinó Selene
-¡Ay no! – Gritó Matt – El vestido rosa palo te resalta los ojos, además, estas muy mona.
-Pues a mí no me gusta ninguno de los dos – dijo cortantemente Alana mientras revolvía harta los vestidos -  además no sé por qué tengo que ir a esa dichosa fiesta, ni siquiera sé a qué viene.
-Porque los directores de ambos colegios quieren unir lazos entre los dos colegios – Explicó Matt – siempre ha habido mucha rivalidad entre nosotros.
-Normal – habló Selene abriendo mucho los ojos como si fuera obvio – los tíos son unos malditos armarios empotrados y las tías son… ejem…
-Ligeritas de cascos – completó Matt
-¿Y por qué tiene que ser un baile de máscaras? – preguntó Alana molesta.
-¡Porque si! – Finalizó el chico, y tirándole un vestido color turquesa le dijo – pruébatelo
Selene le quitó de las manos el vestido.
-¿Estás loco? ¡Este no le pega para nada! – gritó espantada Selene
Los dos empezaron a pelearse a gritos en mitad de la tienda, mientras la gente allí presente se los quedaba mirando preocupados. Alana no tenía ganas de escucharlos más. Dirigió su mirada hacia el expositor donde había montones de vestidos. Uno de ellos llamó especialmente la atención de la joven. Era largo, rojo y perfecto.
Selene se calló y miró en la dirección donde miraba su amiga. Una enorme sonrisa le recorrió el rostro, levantó una ceja y le dio un codazo a Matt, quien seguía gritando.
Éste también miró. Dio un gritito y él y Selene corrieron hacia la prenda.
-Me parece que ya lo hemos decidido – declaró Selene, que sostenía el vestido rojo en las manos.

Unas horas más tarde, en el parque cuando ya no había nadie, Alana se encontraba sentada en un columpio esperando a Erik. Llevaba un rato esperando y no aparecía. A lo mejor había sido una broma y no iba a venir.
Ya había anochecido y la única luz que había era la de las pocas farolas del parque. Una luciérnaga revoloteaba por los alrededores iluminando los sitios oscuros. Alana la seguía con la vista, al final el pequeño bichito se adentró en la espesura de un bosque cercano, llevándose con ella su cálida lucecita. De repente por el oído derecho escuchó la canción de “Psicosis”. La chica pegó un bote chillando al mismo tiempo. Unas inocentes carcajadas se escucharon a su espalda, Alana se dio la vuelta y vio a Erik con el móvil en la mano.
-Eres idiota – exclamó Alana enfadada y avergonzada – casi me da algo.
-Lo siento, - dijo Erik mientras se ponía delante de la muchacha – no sabía que no te gustasen los sustos.
-¿Es que acaso hay alguien que le gusten? – inquirió Alana
-Pues tengo unos cuantos amigos que son masocas, y les encanta – reconoció él.
-¿Y me ves la cara de masoquista acaso? – le dijo Alana mirando para otro lado - ¡Eres idiota!
-Va, no te enfades – Le dijo Erik con voz melosa. -Venga, que estás mucho más guapa cuando sonríes.
Alana seguía en el columpio enfurruñada, por lo que el chico frente a ella le dijo mirándola a los ojos:
-Venga, perdóname por favor. Prometo no volver hacerlo otra vez ésta noche.
-¿¡Esta noche?!
-Mmm… vale, durante una semana – Dijo poniéndole la sonrisa descarada.
Entonces le cogió la mano.
-Vamos, que tengo un sorpresa preparada.
La chica lo miró bastante avergonzada
-Pero de las buenas ¿Eh? – le susurró el chico al oído.
Entonces se le acercó más y Alana, pillada por sorpresa se echó para atrás. Casi se cae del columpio, pero en el último momento Erik la sujetó por detrás de la cintura. La puso en el columpio y dio un paso atrás:
-Por cierto, vienes muy mona hoy – le comentó
La chica vestía una falda vaquera corta (influencia de Selene), una camiseta negra que dejaba ver los hombros, unas medias negras con agujeros y unas converses.
No seas idiota, vengo como todos los días – respondió la chica mientras se reía – Tú tampoco vas mal – Dijo imitando la voz de Erik.
Erik llevaba una camiseta de color morado y unos pantalones desgastados y un poco caídos, con unas deportivas.
Aunque Alana se resistió al principio, al final se dejó guiar de la mano hacia un bosquecillo que había allí cerca.
-¿Dónde vamos? – Preguntó ella con curiosidad – Está muy oscuro
-¿Acaso tienes miedo a la oscuridad? – Dijo mientras le pasaba un brazo por los hombros.
Ella sonrió y se apartó un poco.
-Se defenderme perfectamente – mientras se adentraba en el bosque, había una luz en el horizonte que se iba iluminando cada vez más.
Entonces llegaron a un claro. En el centro había una mesa, alumbrada por varios farolillos, y dos sillas. Encima de la mesa había una vela encendida y dos copas con chocolate. También había dos platos llenos de comida.
-Por favor, siéntate – Dijo Erik mientras le retiraba la silla.
Cuando estuvieron los dos sentados Erik añadió:
-¡Un brindis! – cogió la copa y la levantó
-Pero si es chocolate – comentó Alana mientras levantaba la suya y la examinaba.
-Claro – Dijo sonriendo dulcemente – es la primera bebida que bebimos juntos… y espero que sean muchas más, ¡chin – chin!
Alana había visto que siempre pasaba este tipo de situación en las películas, pero nunca habría podido creer que le pasaría a ella. Ningún chico le había tratado tan bien en mucho tiempo. Cuando brindaron las copas y tomaron un sorbo, Erik le quitó las tapaderas a los platos. En ellos había tortellini rellenos de carne con salsa de champiñones y olían de maravilla. Alana se quedó boquiabierta.
-¿Sabes cocinar? – preguntó la chica mientras pinchaba un tortelini en el tenedor y se lo llevaba a la boca. Estaba muy bueno.
-Bueno, todo el mundo tiene sus secretillos ocultos – dijo misteriosamente levantando la ceja.
Alana sonrió nerviosa, y se puso a juguetear con el candado que llevaba de colgante.
-¿Y ese collar? – Preguntó interesado Erik – es el que se te cayó ¿verdad?
-Sí, es muy importante para mí, si lo perdiera me sentiría muy mal. – dijo mientras lo examinaba.
Era un delicado candado de plata, con relieves en formas florales, y una “L” verde gravaba en el centro. En la parte de abajo se hallaba la cerradura.
-¿Y por qué es tan importante? – preguntó Erik curioso
Alana apartó la vista y miró hacia otro lado.
-Me trae muy buenos recuerdos – dijo sonriendo nostálgicamente – digamos que es de una persona muy especial.
Se tiraron la mayoría de la hora hablando y tonteando.
Sobre las 11 y media, recogieron y se dirigieron al centro. Estaban paseando por las calles comiéndose un helado cuando Erik preguntó:
-¿Por qué no me cuentas algo de tu familia? – Preguntó de repente Erik mientras se comía su helado.
Eso a Alana le pilló completamente desprevenida.
-¿Y por qué no me lo cuentas tú? – intentó esquivarlo la chica.
-No te escaquees – rió Erik – yo lo he preguntado primero
-Está bien - Alana suspiró – Vivía con los mejores amigos de mis padres, ya que éstos murieron en un accidente de helicóptero cuando era muy pequeña. Ahora estoy instalada en el Hollow Castle y la directora es mi tutora legal.
-Vaya, es un poco… - Erik se lo pensó
-¿Deprimente? – Finalizó Alana seria – lo sé, un poquito…
-Y esa familia con la que estabas, los amigos de tus padres ¿Cómo se apellidan?
-Blackborn – le informó la muchacha sin mucho entusiasmo.
-¿No tienes más familia aunque sea lejana o algo así? – preguntó con curiosidad Erik mientras se terminaba su helado.
-Bueno, - empezó Alana – tengo una abuela pero…
-¿Si? – insistió Erik
-No la conozco – declaró – Nunca la he visto.
-Pero… no sé, si sabes que tienes abuela, es porque habrás tenido alguna noticia de ella, digo yo…
-Lo mismo podría estar muerta, que a mí me daría igual – Habló Alana encogiéndose de hombros como si le diera igual. Pero no era verdad.
-¿Por qué te pones tan a la defensiva? – le dijo Erik ceñudo.
-Porque no quiero hablar de ello y punto – cada vez estaba más molesta
-¿Acaso tienes algo que esconder?
-¿Y tú, por qué insistes tanto? ¿No ves que no quiero hablar de ello? – dijo enfadada
-Alana, ¡Solo intento entender por qué! – se justificó Erik. Se puso frente a ella y le intentó coger de los hombros.
-¡Pero es que nadie te ha pedido que me entiendas! – estalló Alana zafándose de sus manos y dando un paso hacia atrás para alejarse de él. Erik la miró con cara de incomprensión.
-Perdón por intentar entenderte, no sabía que era un delito – Dijo irónicamente, y claramente molesto – Pareces una niña chica, creía que eras más madura.
A Alana eso le sentó muy, pero que muy mal.
-¡Y tú que sabrás! – Chilló con las mejillas encendidas - ¡Ni siquiera me conoces! ¡No tienes ningún derecho a meterte en mi vida!
-Me parece a mí que esto se nos está lleno de las manos – Erik parecía arrepentido.
-No, todo es como tenía que ser – Alana no paraba de juguetear con su candado.
-¿Por qué no entiendes que sólo quiero entenderte? – Dijo Erik con cara de desesperación.
-¡¡Porque no!! – Agarraba con fuerza el candado - ¡¡Porque no te necesito, ni a ti, ni a nadie!!
Alana salió corriendo
-Alana, ¡Espera! – Gritó Erik de fondo.
Otra vez se encontraba corriendo por la ciudad, huyendo de un chico. Y toda la culpa la tenía ella. Su abuela.
Llegó al colegio y subió los tres pisos corriendo como si el infierno la persiguiera. Le escocían los ojos, pero no iba a llorar. Un día, hace mucho tiempo se prometió a si misma que no lloraría más por nadie. Abrió de sopetón la puerta de la sala común, y se encontró allí con sus amigos, los cuales se giraron sorprendidos por aquella entrada.
-¡Honey! – Saludó Matt - ¿Qué tal te ha ido…? – se quedó a medias al ver la cara de Alana.
-¡Fly! – exclamó Selene preocupada, corriendo hacia ella.
-¡No os acerquéis más! – advirtió Alana temblando – Ahora no quiero hablar.
-Pero Alana, ¿Qué ha pasado? – preguntó Selene con cara de incomprensión.
-Si te podemos ayudar en algo… – empezó Tayson.
-¡No! – gritó Alana volviendo a notar ese fuego dentro de ella - ¡Nadie puede ayudarme! ¡No os necesito!
Una honda de fuego salió en todas direcciones. Sus amigos sorprendidos retrocedieron para no quemarse.
La chica se dirigió corriendo a su cuarto y cerró la puerta de un portazo. Para asegurarse de que no entrara nadie, hizo aparecer un bloque de hormigón detrás de la puerta. Se sentó en su cama y escondió la cabeza entre las rodillas. Acto seguido se empezó a escuchar en la puerta llamar.
-Honey, ¿Estas bien? – sonó al otro lado de la puerta, era la voz de Matt – por favor, abre.
-¡Joder! -  se escuchó decir a Tay – si así acaban todas las citas, mejor no ir a ninguna.
-¡Ah! ¡Cállate! – le dijo enfadada Selene.
Aquello tenía que acabar. Cada vez que salía su pasado, sus padres, su abuela… era un infierno, y eso no dejaba de atormentarla. Sino hacía algo, su propio pasado iba a acabar por destruirla. Siempre le había tenido miedo a su pasado, a descubrir quién era realmente, a descubrir algo que no le gustara.
Pero ya no podía esperar más. A cada minuto que pasaba se destruía a si misma poco a poco. Era el momento de plantarle cara a lo que siempre le había asustado descubrir.
Se levantó de la cama decidida, y salió por la puerta. Sentados en el pasillo, estaban sus amigos, esperándola con la espalda apoyada sobre la pared. Al ver salir a Alana, se levantaron al mismo tiempo. Intentaron decirle algo, pero ella salió corriendo hacia el despacho de la directora. Cuando llegó a la puerta, abrió sin llamar y entró. La directora, que estaba sentada, escribiendo, levantó la cabeza sorprendida.
-Cuéntame quienes son mis padres… ¿Y mi abuela? – le inquirió Alana
-Señorita Williams – dijo muy severa la directora - ¿Qué formas son esas de entrar?
-Exijo – habló la chica alterada, levantando la voz – que me lo cuente todo. Tengo derecho a saber quién soy, quienes eran mis padres.
La directora se le quedó mirando seria e indecisa.
-Por favor – pidió Alana. La directora suspiró.
-Está bien - se rindió la mujer – siéntate. – Alana obedeció – Te contaré todo lo que quieras saber, pero algunas cosas no te gustarán – y viendo que Alana no se echaba atrás añadió – Ésta es tu historia.

FIN DEL CAPITULO.

3 comentarios:

  1. Dios pobrecita, y encima ahora no e va a gustar la historia :( Esta muy bien el capitulo. Seguir felices y escribiendo.
    Marina

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  2. A ver cómo sigue...
    ¡Tengo ganas de leer más!
    Un beso :)

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