Alana se encontraba frente al espejo, admirando su vestido. Ya habían pasado varias semanas desde lo ocurrido con Erik, y todavía al pensar en ello, se sonrojaba. Dio un giro para ver mejor el vestido. Simplemente era perfecto. Era un vestido largo de color rojo vivo. Tenía un escote palabra de honor, pegado hasta la cintura y suelto por debajo. Por detrás era abierto, unido con cuerdas muy finas. También tenía una tela transparente y vaporosa que iban enganchadas a las muñecas. Cuanto más lo veía, más le gustaba. Nunca había llevado algo tan delicado y bonito. Solo le faltaba un detalle. Giró la cabeza y vio en su cama el colgante que siempre llevaba. Lo cogió y lo miró pensativa.
-“Puede que éste colgante fuera de mi madre – pensó Alana – pero se lo regaló mi padre con todo su cariño, y ahora ese cariño me pertenece a mí”
-¿Ya estás lista? – preguntó Selene que acababa de entrar por la puerta. – Hay que darse prisa, sólo quedan unas pocas horas para el baile, y todavía tenemos que arreglarte ese pelo y maquillarte.
-No sé por qué tanta histeria – Dijo Alana un tanto malhumorada – Por cierto, te queda muy bien el vestido.
A Selene se le iluminó la cara con una gran sonrisa.
-El tuyo tampoco está mal – comentó
Selene llevaba un vestido palabra de honor negro, le llegaba hasta las rodillas. La parte de arriba era un corsé, y tenía también unas mangas caídas y sueltas de encaje. La falta era de gasa y suelta. Tenía unos zapatitos negros con tacón atados al tobillo.
Su pelo, siempre tan lacio, ahora tenía un elegante recogido y varios mechones sueltos, rizados en bucles.
La sombra negra en los parpados le resaltaba el color lila de sus ojos. Los labios rojos, la hacían parecer más una pequeña muñequita.
Como toque final llevaba una gargantilla con una cruz, y unas cadenitas enganchadas a ésta.
-Bien – Dijo Selene mirando el pelo de Alana con ojo crítico - ¡Hay que pedir refuerzos! – Salió al pasillo y gritó - ¡Matt! Ven aquí.
El chico que estaba hablando con un compañero se acercó a la habitación.
-Dime cari – dijo alegremente. Cuando clavó la vista en Alana dio un chillido de sorpresa y exclamó - ¡Esto necesita de mis habilidades urgentemente!
Cogió a Alana de la muñeca y la metió dentro de la habitación. Selene con cara de maníaca, cerró la puerta tras ellos. Dos horas y media más tarde, Alana salía de su habitación completamente arreglada.
Matt y Selene le había recogido con horquillas el lado izquierdo del pelo, y el resto iba suelto y más rizado que nunca, en cascada hasta la cintura.
En la cara llevaba una máscara atada con un lazo: era negra y resaltaba mucho sus ojos color gris plateado.
Los cuatro amigos se reunieron en la puerta de la biblioteca para subir juntos a la cuarta planta, donde se encontraba la gran sala de baile.
Los chicos también se habían arreglado bastante:
Tay llevaba un traje gris con el chaleco a juego. También tenía una pajarita negra, camisa blanca y el pelo totalmente engominado hacia atrás.
Matt, por el contrario, iba vestido a juego con su extravagante personalidad.
Vestía unos pantalones pitillo blancos, camisa de manga larga blanca, le estaba bastante pegada. Un chaleco plateado muy llamativo y una pajarita azul. Calzaba unos mocasines negros, y su pelo rojo y brillante, lo llevaba de punta.
Subieron a la cuarta planta, y se pararon frente al gran portón que daba a la sala de baile. Suspirando, abrieron la puerta y entraron.
……………………………………… (¿?)
Alguien estaba en una habitación oscura, lo único que iluminaba la habitación era una pequeña luciérnaga confinada en un bote de cristal. Aquel extraño sostenía la espada del tercer héroe mientras jugaba con ella y la examinaba. Por una ventana entraba aire, haciendo mover las cortinas. Dos personas más entraron en la habitación.
-¿Qué noticias me traéis? – preguntó el extraño a modo de saludo.
-Todo va bien – informó uno de los visitantes – nadie sospecha de ti. El director de Battle Cross cree que han sido los de Hollow Castle.
-Perfecto – una sonrisa se le dibujaba en el rostro – seguimos con el plan que teníamos desde el principio.
-La parte de poner a Battle Cross contra los brujos fue fácil – dijo divertida la otra visitante – Tendrías que haber visto la cara del director cuando se enteró del robo Alan, estaba realmente furioso.
-Entonces solo nos falta distraer a los de Hollow Castle y todo irá ya solo…
-Y entonces – Alan con un fuerte golpe cortó con la espada una mesa cercana – se hará justicia.
………………………………………. (ALANA)
La sala estaba abarrotada de gente. Todos vestían trajes de gala y llevaban máscaras. Algunos ya se la habían quitado hartos de llevarlas, y las sujetaban en la mano o acababan encima de alguna mesa. La sala era enorme, toda ella era dorada y blanca. Del techo colgaban enormes arañas que iluminaban la sala, el suelo era blanco marfil muy brillante. Grandes ventanales se abrían en las paredes y largas mesas, pegadas a la pared, con comida y bebidas. Al fondo había una especie de escenario donde se hallaban muchos instrumentos musicales, más apartado se encontraba un precioso piano de cola negro. Al otro lado de la sala había un gran balcón donde varias parejas estaban tonteando.
-Fly – le dijo emocionado Matt - ¿Después me dejarás bailar contigo no? Tengo que presumir de amiga – le guiñó un ojo.
-Yo no sé bailar – dijo negándose – y además ¿presumir de qué?
-¡Oh vamos! – Matt puso los ojos en blanco – lo sabes muy bien – señaló con la cabeza a un grupo de chicos que se la comían con los ojos y cuchicheaban entre ellos.
Alana sonrojada dijo:
-A mí solo me interesa quien es especial para mí.
Matt fue a replicarse, pero Selene le cortó.
-Ya vienen los de Battle Cross – informó Selene mientas señalaba la puerta.
Por ésta entraron montones de chicos y chicas arreglados para la ocasión. Miraban a todas partes curiosos y hablaban entre ellos. La mayoría de los chicos, como Selene había dicho, eran verdaderos atletas, todos muy musculosos y las chicas esbeltas y en muy buena forma.
Cuando todos hubieron entrado en la sala, los dos directores de ambos colegios, subieron al escenario y se dieron la mano. El director de Battle Cross era alto, alrededor de los cuarenta años, aunque seguía en muy buena forma. La cara la tenía llena de cicatrices aunque la más llamativa le atravesaba los labios superior e inferior de la parte derecha de su cara. Su pelo marrón oscuro estaba cortado al estilo militar, y sus grandes y severos ojos oscuros recorrían críticamente el salón. Su abuela se acercó al micrófono y habló:
-Bienvenidos y gracias al director Elías por haber accedido a hacer posible este bailes entre ambas instituciones. Es importante que las personas se respeten aunque sean diferentes. También es importante que no se guarden rencor por cosas pasadas. – La directora clavó su mirada en Alana – Y sin más dilación, doy comienzo a esta fiesta. Disfrutadla.
La banda comenzó a tocar. Algunos alumnos se dirigieron rápidamente hacía las mesas con comida mientras que otros, se dirigían al centro de la pista a bailar. Algunos alumnos haciendo caso al discurso de la directora, se acercaron a charlar con alumnos del otro centro. Alana y sus amigos se acercaron hasta las mesas para servirse comida, a partir de ahí sus amigos se dedicaron a hacer lo que más les interesaba. Selene se fue directa hacia la comida, llenando su plato hasta arriba. Tay se puso a charlar con alumnos del otro colegio, y Matt se dedicaba a revolotear y a tontear con un chico de Battle Cross especialmente grande y fuerte. Alana por el contrario no hacía más que rechazar a todos los chicos que la invitaban a bailar. La chica ya llevaba un rato aburrida, así que se dedicó a observar a la gente. Entonces vio a un grupo de gente que le llamó especialmente la atención. Uno de ellos era bajito, pero fuertote. Tenía el pelo castaño y rizado, aunque lo que más llamaba la atención eran los pequeños pero increíbles ojos azules que parecían dos linternas. Llevaba un traje negro de chaqueta con la corbata a juego, también una camisa azul claro. A su lado había una chica muy alta, de piernas kilométricas. Su pelo era rubio y corto con un flequillo al estilo emo cogido con pincitas brillantes. Llevaba un vestido muy corto y pegado con una raja que marcaba aún más sus piernas. La prenda era color verde manzana con adornos en rosas, calzaba unos tacones de aguja muy altos. Pero lo que realmente llamaba la atención eran los dos chicos a los que iba agarrada la muchacha. Uno era muy alto y musculoso. Su pelo era rubio y rizado con unos ojos de un bonito color azul. Iba vestido con un esmoquin negro, una camisa blanca que le quedaba muy ajustada, con un botón desabrochado y las mangas arremangadas hasta la altura de los codos. Llevaba la corbata atada al brazo derecho en forma de brazalete. En su mano izquierda sostenía una chaqueta negra apoyada en el hombro. El otro chico que estaba al otro lado era…
Reconoció esa increíble mirada verde al momento.
…………………………………………….. (¿?)
-¡Rápido! Debemos darnos prisa – dijo la profesora Mindblood – Antes de que se den cuenta.
Se encontraban recorriendo rápida y sigilosamente los pasillos de Hollow Castle.
-Pero profesora – dijo el alumno más cercano - ¿De verdad creen que la espada del tercer héroe está en el colegio?
-Eso creemos – contestó mientras giraban una esquina con precaución – tenemos que buscar bien.
-Este colegio es enorme – comentó una alumna mirando a todas partes con inseguridad – vamos a tardar horas.
-Por eso la fiesta será larga – habló otro chico sonriendo
………………………………………………. (ALANA)
Liam estaba allí, a unos cuantos metros sonriendo despreocupadamente.
Llevaba una camisa blanca con varios botones desbrochados y una corbata negra colgada en el cuello pero sin anudar. Sostenía una chaqueta apoyada en el hombro, como su amigo.
Unos vaqueros negros, con cadenas colgadas y para darle su toque personal, unas converses negras.
El pelo lo llevaba con su habitual melena despeinada y sin recoger. Tenía varios collares, entre ellos una púa plateada.
Estaba bromeando con su amigo y repentinamente, como si notara que ella le miraba, clavó su vista en la de Alana.
Su primera reacción fue contener el aliento, pero luego sonrió pícaramente.
Alana no podía creérselo, había olvidado completamente que Liam estudiaba en Battle Cross. ¿Cómo había sido tan estúpida? ¿Cómo la había podido reconocer si llevaba el antifaz puesto? ¿Por qué siempre le pasaba todo a ella? Entonces Liam empezó a avanzar despreocupadamente hacia ella. Cada vez se acercaba más. La chica estaba más nerviosa con cada paso que daba, hasta que se le ocurrió algo.
-Matt – Dijo con firmeza la chica mientras le agarraba de la muñeca – He cambiado de opinión – Se quitó el antifaz y lo tiró al suelo – Vamos a bailar.
-¡Ay Honey! ¿Pero qué…?
Alana le dio un tirón y lo arrastró hacia la pista de baile, pasando por el lado de Liam. Olía a regaliz rojo y a… menta.
Se dirigieron a la pista de baile y empezaron a bailar. Por el rabillo del ojo Alana vio que Liam se acercaba a la chica de la que estaba acompañado y le susurraba algo al oído. Ésta rió tontamente y le dio un beso en la mejilla. Odiaba a las tías así, se comportaban de una manera desquiciante. En ese momento se preguntó qué pasaría si accidentalmente el pelo de aquella chica empezaba a arder. Liam dirigió a su pareja al lado de Alana y empezó a bailar también. La chica molesta, dirigió a Matt hacia otra parte, perdiendo de vista por fin a Liam. Alana suspiró aliviada. No le hacía ninguna gracia tenerle tan cerca. Pensó en salir corriendo entre la multitud y esconderse en su cuarto, pero no pudo hacerlo ya que en ese momento Matt dijo canturreando alegremente:
-¡Cambio de pareja! – mientras se separaba de ella y agarraba a otra chica.
-¿Qué quieres decir con eso? – gritó Alana alarmada. Estuvo a punto de gritarle que no la dejara sola, pero en ese momento alguien tomó la posición de Matt.
La cogió por la cintura fuertemente, y de la mano y comenzó a dirigirla. Demasiado tarde.
-Hola – dijo Liam socarronamente - ¡Cuánto tiempo!
A Alana se le cambió la cara, de preocupación pasó a sorpresa y luego a enfado.
-Bueno, veo que te alegras de verme – dijo sonriendo - ¿No vas a decir nada?
-¡Piérdete! – la chica intentó soltarse de él pero no pudo, Liam era demasiado fuerte. Pero no se daba por vencida y siguió forcejeando.
-Si no paras tendrás que bailar a mi manera, te lo aseguro. – Le amenazó Liam, pero viendo que no había ningún caso añadió – tú lo has querido.
La levantó como si de una pluma se tratara y puso los pies de Alana sobre los suyos, como una niña pequeña. La agarró fuertemente por la cintura para que no se escapara. Alana se sintió aprisionada. Sus caras quedaron tan cerca que la chica podía ver total claridad esos ojos verdes. En ese momento no supo que decir ni que insulto usar contra Liam. Se arrepintió demasiado tarde de no haberse puesto esos tacones de aguja para poder agujerearle los pies a gusto. Pero entonces se le ocurrió una idea. Dejó de resistirse. Aliviado Liam la liberó un poco, Alana se le acercó un poco más y le susurró al oído mientras apoyaba las manos en el pecho del chico.
-Siempre he tenido ganas de hacer esto… - ronroneó Alana.
Liam puso cara de no podérselo creer y entonces dijo:
-Yo…
Alana acumuló fuego en sus manos, quemándole así un poco el pecho al chico. Éste sorprendido la soltó, momento que aprovechó Alana para alejarse de él.
-Esto es lo que pasa cuando juegas con fuego – la chica se dio media vuelta escondiéndose entre la gente.
Liam se quedó allí pasmado mientras se llevaba las manos al pecho.
Alana no sabía dónde ir, ya no servía de nada ir a su habitación ya que el encontronazo que tanto quería evitar ya había tenido lugar. Estaba muy agobiada ¿Por qué no la dejaba en paz? ¿Acaso no se daba cuenta de que no quería verle? Desde la última noche que pasó en casa de los Blackborn y había pasado todo aquello, no había querido saber nada más de él. Nunca perdonaría todo lo que Liam le había dicho aquella noche.
Cuando quiso darse cuenta, estaba sentada en el piano tocando teclas al azar.
-Fly ¿Estás bien? – dijo preocupada Tay. Sus amigos se había acercado a ella – hemos visto lo que te ha pasado con aquel chico.
-He tenido que estar agarrando a Selene un buen rato. – Dijo Matt señalando a Selene que estaba de brazos cruzados echando chispas literalmente – sino se le hubiera lanzado al cuello.
-Tendría que haberlo achicharrado vivo – apuntó Selene mientras abrazaba a Alana -¿Te ha hecho daño?
-No – sonrió cariñosamente la chica – ya le di yo su merecido.
-Esto… - empezó Tay mirando tras ella – creo que deberías darte la vuelta.
Alana obedeció y se encontró frente a frente con Liam y sus amigos. Iba sonriendo de la manera que más le molestaba a Alana. El chico más grande se reía a carcajadas mientras la chica rubia y el muchacho más bajo la miraban con recelo.
-Aunque creo que no ha tenido suficiente – Alana torció el gesto.
-Vaya Alana – bromeó Liam - no te recordaba tan… ardiente.
Su amigo el grandullón se desternilló a carcajadas limpias. Selene lo fulminó con la mirada.
-Tus chistes siempre han sido pésimos – gruñó Alana. El amigo de Liam todavía se reía exageradamente.
-Joder, tío – comentó el amigo mientras se secaba las lágrimas de tanto reír – no me había reído tanto desde que le hice a Mousy la técnica ninja de los mil años de dolor*
La espectacular chica rubia se cogió del brazo de Liam mientras decía:
-Cari… ¿Quién es ésta… - miró a Alana de arriba abajo – “chica”?
-Ash, después te cuento. – Le dijo Liam y dirigiéndose a Alana dijo – tenemos que hablar.
-Pues yo creo que aquí nadie tiene que hablar con nadie – declaró Selene poniéndose delante de su amiga.
El grandullón se puso frente a ella cruzando los brazos y sonriendo malignamente.
-Gun… - empezó Liam
-Tranquilo Li, déjamelo a mí – dijo seguro de sí mismo – se tratar con muñequitas lindas y delicadas.
Alana pesó que aquél chico no debería haber dicho eso. La chica inquieta observó a Selene y vio que sus mejillas enrojecían por momentos.
-Ya verás tú la delicadeza por donde le va a salir – comentó Matt a Tay por lo bajo.
-De acuerdo – habló Liam – te dejo al mando Gun.
-Hi!** - Exclamó el chico.
Liam fue junto a Alana y le cogió de la mano
-Vamos – le dijo señalando al gran balcón – tenemos que hablar.
-Ni lo sueñes – le apartó la mano violentamente.
Liam se encogió de hombros y añadió:
-Como quieras.
Y como si fuera lo más normal del mundo la cogió como si de un saco de patatas se tratase, echándosela al hombro y dirigiéndose hacia el balcón. La gente sorprendida miraba la escena.
-¡¿Cómo te atreves?! – chilló Alana indignada pataleando. Después miró a Matt y le gritó – Matt, ayúdame.
Matt ignorándola fue a hablar con el chico bajito de ojos azules mientras Tay observaba con los ojos entrecerrados como se iban.
FIN DEL CAPITULO
*técnica ninja, que sale en la serie de naruto.
** palabra japonesa que significa “Si”